El famoso detective Sherlock Holmes, tenía la cualidad de reconocer o identificar los detalles que en su conjunto, le permitían conocer el contexto del acontecimiento en cuestión, pero si  miramos de manera más profunda a este personaje literario, podremos darnos cuenta que en realidad su super poder radica en saber identificar esos detalles y acomodarlos en orden cronológico a la inversa, es decir identificar los detalles que dieron como resultado un efecto y seguirlos paso a paso a la inversa hasta llegar a la causa.

Cuando un problema se hace presente, pensamos que no tiene solución o que la solución debe ser compleja y en ese momento vemos mermada nuestra creatividad, quizás por la frustración que  nos genera el no saber como resolverlo.

A mí, me gusta pensar cuando algo así sucede que “ Lo voy a resolver, pero aun no he descubierto cómo hacerlo” así le digo a mi mente que debe buscar las posibles soluciones, dejo descansar el problema y un tiempo después la ideas comienzan a fluir, solo tengo que acomodarlas en orden de practicidad y comenzar a aplicarlas hasta identificar la que mejor resuelva mi necesidad.

Hace algunos años vi una película llamada 127 horas protagonizada por James Franco ( alerta de spoiler ) donde se cuenta la historia de un joven ingeniero que gustaba de salir a explorar y escalar los paisajes en Utah, en una de sus salidad se encuentra en un gran problema que parece no tener solución, mientras caminaba por una grieta una roca se desliza y atrapa su brazo derecho entre la pared de la grieta y la roca de casi 400 kg, pasó 5 días intentando de todo para liberar su brazo, incomunicado, sin agua suficiente, sin comida y agotado por la situación que parecía imposible de resolver, destinado a una muerte casi segura, el joven toma la decisión de amputar su brazo a cambio de salvar su vida.